martes, 12 de enero de 2010

La boda de mi mejor amigo


pOr: LenteJuelas


Empezamos el 2010 con el pie derecho, si nos referimos a las noticias relacionadas con la aprobación de los matrimonios entre homosexuales y las adopciones que podremos realizar quienes pertenecemos a la comunidad gay, entonces sí vamos bien. Pero si nos ponemos hacer un reencuentro de las noticias aterradoras que pasan en los noticieros como son los aumentos y los impuestos, la delincuencia y uno que otro drama; realmente iniciamos el año muy mal.


Durante estas aprobaciones de leyes surgieron un sinfín de opiniones controversiales, y pese a quien le pese; sea la iglesia, la sociedad y uno que otro homofóbico de closet, esto ya es un hecho en México.

Pero no precisamente quiero hablar de la aprobación en este momento, pues con anterioridad ya había escrito algo que quisiera que fuese leído, pues aunque está algo caduco por cuestiones de días, quisiera que lo leyeran. Esto es porque contiene mi sentir antes de que aprobaran esta ley de matrimonio entre personas del mismo sexo; la cual veía con ojos de pesimismo y sobre toda lejana su aceptación.

En los últimos días hemos sido bombardeados con un sinfín de noticias a través de los medios de comunicación, esto es debido a la aprobación de la ley de matrimonio entre homosexuales; sean estos del género masculino o femenino.

Mismas noticias han creado gran expectación entre nuestros representantes de gobierno al grado de tomar partido entre “Colores políticos” por así decirlo; quien no podría faltar con sus atinadas opiniones ante este controversial tema, son nuestros correctos y perfectos sacerdotes.

Pero quienes hasta ahora por más que haga memoria entre las noticias nacionales y locales que veo en mi ciudad, nadie se ha tomado la molestia de preguntarle a la sociedad en general y mucho menos, a los grupos homosexual que opinan de esta ley.

Me pregunto por qué, será que acaso los gays no existen y que solo se recurren a estos cuando se necesita de ellos, ya sea para pagar impuestos, para laborar, para votar o para cualquier otra cosa. Pienso que aún se sigue ignorando a la minoría que hoy en día no lo es; porque una cosa es que no salgan a la vista y otra que no sean tomados en cuenta; en fin un caso para la araña.

Hace algunos días me enteré de una boda gay muy cercana a mi, este enlace matrimonial no sucedió en este país; me llené de alegría y en ese momento me hubiera gustado estar ahí para apoyar y felicitar a quienes decidieron romper con la barrera del qué dirán y dar un gran paso sin importar si sus familias estuvieran o no presentes, creo que asistieron los que realmente necesitaban estar en tan importante suceso.

Estamos tan acostumbrados a ver y a celebrar la heterosexualidad que ver algo fuera de lo común causa revuelo, descontento y en muchos casos una gran incomodidad. El tema de la homosexualidad aparte de ser controversial, inmoral, pecaminoso y antinatural y un sinfín de términos que son en la realidad ofensivos para quienes tenemos esta preferencia sexual, es muy extensa y muy interesante al explorar, hablando en términos sicológicos y legales. Si lo vemos desde ese punto, la homosexualidad aun no se sabe si se nace o se hace, y desde el punto legal, el revuelo es aún mayor al saber si se acepta o no una ley, quien al final de cuentas quien tendrá la última palabra no serán los gays ni las lesbianas, sino un grupo de personas que se muestran homofóbicos desaprobando todo recurso en pro de las minorías.

Desde mi estadística personal, pienso que existen por lo menos tres gays en cada familia. Alguna vez te has puesto a pensar cuantos o quienes de tu familia tienen preferencias sexuales, si no lo has notado puede ser porque no has puesto atención o no quieres darte cuenta.

La homosexualidad es dolorosa para muchos, sobre todo para los padres, pues ellos crean un sinfín de expectativas antes de que nacemos, las cuales al crecer y no verlas cumplidas o romper con los patrones que la familia y la sociedad rige; vienen los conflictos y los rechazos entre los propios familiares.

La aprobación de una ley de matrimonio entre dos personas del mismo sexo, puede ser una cortina de humo, sí, díganme loca como muchos lo hacen, no importa… pero eso presiento y mi instinto de crazy no me falla; y es así; vivimos en tiempo de crisis tanto económica como política, pues si nos ponemos a analizar los dineros de hoy en día, los aumentos están en su apogeo, y la política, que decir de ella, es cada vez indignante y aberrante quien nos gobierna; han acabado con todo.

Recordemos una vez más a mediados de año, la influenza, mientras si son peras o son manzanas, durante esos días que estuvimos encerrados bajo piedra y lodo en casa viendo las noticias, se aprobaron varios impuestos absurdos. Lo mismo está pasando ahora, sacamos un tema tan escandaloso para la sociedad como es la ley de matrimonio entre el mismo sexo y para rematar, la adopción por parte de homosexuales; y mientras tanto los de “arriba” incrementan los precios de la gasolina y la canasta básica, y los partidos políticos ganan simpatizantes, pero esta es otra historia.

La adopción por parte de homosexuales, según he leído en la misma internet; difiere en cuestión de opiniones, pues una vez más la iglesia y la sociedad recrimina este acto, pues piensan que habrá un gran conflicto entre los adoptantes al saber que tienen dos padres o dos madres, y que ellos aparte de tener esa pena de ser hijos abandonados, cargarán todavía con esa etiqueta de tener como padres a un par de homosexuales. Por otro lado, sicólogos opinan lo contrario, pues dicen que lo que importa en este caso es que el niño adoptado reciba cariño, respeto y sobre todo el calor de un hogar, y lo mejor aún, que no importa si este fuera a cargo de dos hombres o dos mujeres. Si estos huérfanos se quedaran sin ninguna figura fuerte durante su crecimiento, se tendrían niños retraídos, sufridos y muchas veces maltratados.

Dos temas controversiales que actualmente nos invaden, pero de los cuales no se vale hacer bulla hasta no obtener un resultado en concreto, se espera que sea equitativa por el bien de una sociedad. Si bien son casos recientes, estas palabras son tan solo una opinión.


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